María Micaela Corfiel Recalde. Crisálida. Editorial Vuelo de Quimera, 2020

Por Luisina Milone


Micaela Corfiel escribe y nos convoca a los lectores a preguntarnos por la consciencia de las sucesivas muertes y resurrecciones posibles del yo a lo largo de nuestra vida. Este brillante libro de poemas es un viaje de iniciación-caos-muerte-transformación-(re)nacimiento. La experiencia de lectura supone un movimiento cíclico pero constante, un ritmo que atraviesa los umbrales de la voz/voces poéticas, tonalidades que se corresponden con las diferentes etapas evolutivas del sujeto lírico, de la obra: “Huevo”, “Oruga”, “Crisálida”, “Falena” y “Mariposa”. ¿Quién de nosotrxs es capaz de afirmar que es la misma persona –exactamente la misma- que ayer, que hace una semana, un mes, un año, diez…? Nos morimos un poco todo el tiempo (p.82) sentencia el poema 102; un verso trágico y a la vez liberador. Crisálida es la revolución-evolución condensada en una nube de poemas organizados aleatoriamente desarticulando de este modo el orden numérico; los poemas subvierten el calendario como en el “golpe de dados de Mallarmé” 67,23, 27,18, 57… no se suspenden, caen azarosamente o en una lógica secreta que ni la misma poeta percibe al escribir. Crisálida es un retrato de una mujer que reconoce que la vulnerabilidad puede devenir potencia, fuerza vital pulsión escrituraria; también la fugacidad del tiempo prosaico y sus rituales. La poeta devela lo alquímico en el dolor, el miedo, la muerte, el amor, la locura, la vergüenza y la pasión. Crisálida cifra la decisión de mirarse en el espejo a unx mismx , refracción que desfigura lo bello y derrama lo sublime, aquellos límites de la melancolía, el proceso del duelo de lo que fue el yo y ya es otro, Dice la autora: me muero de a pedacitos / duele transitar / sin muerte no hay espacio para la creación. (poema 36, p. 142). Es el inicio de un viaje espiritual-evolutivo que lleva inevitablemente a la transmutación, conduciendo a la voz poética (y conduciéndonos como lectorxs) hacia la luz, la propia luz, levantando vuelo hacia la liberación: Siento frío en alguna parte/ felicidad en los pies / también en las manos. / suave cosquilleo / liviandad placentera / globos en los extremos del cuerpo/ instantes en el aire / me suelto / finalmente vuelo (poema 6, p.132) . Es preciso armarnos y desarmarnos, sacarle las caretas al mundo y a unx mismx, transitar el dolor, escarbar la herida. Como dice el poema 52, que comienza con la palabra unfollow (dejar de seguir), tan significativa para las generaciones Instagram: Sacudí ese árbol de Navidad por favor/ sacale los adornos/ no sirven de nada/ solo te hacen doler. Lo construiste con significados/ lo llenas de guirnaldas/ estrellitas de colores/ bolas con brillantina / cuidado con los cables / peligro de incendio/ desarmalo por favor, mientras sigue latiendo, desarmalo vos (…) (p.55) Crisálida nos susurra: ¿querés evolucionar y salir de tu capullo? Entonces cuestionate y deconstruite. Debemos estallar, estallarnos, arder: ardo/ me arde/ estoy en llamas/ bienvenida al fuego (poema 118, p.96) Y así, en el trasfondo de cada poema, en los huecos de esa nube condensada y límpida que es Crisálida, resuena un mensaje en loop, como un eco: es preciso evolucionar.